domingo, 16 de septiembre de 2018

Más sobre el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, hermano del Dr. Manuel Altamirano.

¿Cómo sería el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano (también conocido como Juan Nepomuceno Altamirano), miembro de la Conspiración de Querétaro y hermano del Dr. Manuel Altamirano? No hay muchas imágenes de él. Una escuela primaria en Querétaro lleva su nombre, y en el escudo de la escuela se muestra un retrato. Además, su nombre se encuentra en la inscripción de la lista de "Patriotas queretanos en 1810", en el monumento a Cristóbal Colón en la ciudad de Querétaro. Este monumento fue inaugurado el 16 de septiembre de 1894 y actualmente se ubica en la Avenida Constituyentes, frente a la Alameda Hidalgo de dicha ciudad.


Letrero de la Escuela Primaria Juan N. Mier y Altamirano, en El Marqués, Querétaro.


Retrato incluido en el escudo de la Escuela Primaria Juan N. Mier y Altamirano, en el Marqués, Querétaro.


Inscripción de "Patriotas Queretanos en 1810" en la estatua de Cristóbal Colón en la ciudad de Querétaro, donde el Lic. Juan N. Mier y Altamirano aparece al final.


Solicitud al virrey Berenguer en 1801.


Por otra parte, en el Archivo General de la Nación, se resguarda una carta de 1801 del mismo Juan Nepomuceno Altamirano, entonces estudiante de derecho de la Real y Pontificia Universidad de México al virrey de la Nueva España, Félix Berenguer de Marquina y FitzGerald, con el objetivo de solicitar la gracia de inscribirse tarde en su primer año de estudios, que ya había cursado completo. De no aceptarse esa solicitud, Juan Nepomuceno tendría que cursar ese primer año de nuevo, solo por no haberse inscrito casi un mes antes del inicio de cursos, como se acostumbraba. Altamirano argumentaba que su padre lo había enviado a estudiar desde Querétaro en 1800, y que desconocía que la fecha límite de las inscripciones había sido el 7 de septiembre, aunque sí alcanzó el inicio del curso en octubre, junto con todos los demás estudiantes. Al parecer, los profesores de la universidad sí lo habían aceptado, pero para inscribirse al segundo año tendría que regularizarse y para ello pedir la gracia del virrey.

Como el virrey Berenguer acababa de llegar a México y tomar posesión de su cargo apenas un año antes, el 30 de abril de 1800, solicitó la opinión del rector del universidad, José Baro Ibáñez, el 30 de junio de 1801. Este le contestó el 6 de julio que dicha solicitud era contraria a las reglas de la universidad y a una cédula real, pero que virreyes anteriores habían dispensado del requisito a algunos alumnos en situaciones similares, por lo que dejaba a su consideración y juicio este caso. Finalmente, el virrey no aceptó al petición de Altamirano y el 10 de julio de 1801 se informó lo siguiente: «No ha lugar a la solicitud por contraria a la constitución y real cédula que se cita en el precedente. Infórmelo que se hará saber de inmerecido».

 La carta de solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano es la siguiente:

    D. Juan Nepomuceno Altamirano, natural de la Ciudad de Querétaro, y colegial porcionista del Real  y Pontificio Seminario de esta capital, cursante en cánones ante Vuestra Excelencia, con el debido respeto digo: 
    
     Que el año pasado de ochocientos, me enviaron mis padres a esta corte con el destino de que estudiase derechos, e ignorante absolutamente de las constituciones de la Real y Pontificia Universidad, no pude atravesar matrícula a fines de agosto o principios de septiembre del mismo año,  por lo que, comenzando a cursar dicha facultad en el mes de octubre, tomé la matrícula derecha. Por cuya razón se me sigue el gravísimo detrimento de detenerme un año más respecto de los que la atravesaron el día 7 de septiembre. De manera que la diferencia de mes y medio (en cuyo tiempo no se cursan las aulas de universidad por ser días de vacaciones, como es público y notorio) es causa de que aquellos jurando en primer curso en abril del presente año pueden echar otra matrícula para el segundo curso, y yo, que igualmente con ellos comencé a cursar las mismas cátedras y concluí con ellos mi primer curso en el mismo tiempo, no puedo lo mismo que ellos echar segunda matrícula para el segundo curso, por faltarme la solemnidad de haberla atravesado el día siete de septiembre. Siendo de notar que los que la atravesaron el referido día, aunque hubieran concluido el curso después que yo, por ejemplo hasta fines de agosto, podrán echar otra matrícula, y yo, que concluí antes que ellos, me veo imposibilitado de poder hacer lo mismo, perdiendo todo este tiempo. En cuyo supuesto suplico a la bondad de Vuestra Excelencia se sirva dispensarme para poder atravesar otra matrícula en el presente año, en atención a que la gracias que solicito no cede en perjuicio del estudio y aprovechamiento, que es sin duda el espíritu principal de las constituciones. Pues diametralmente solicito todo lo contrario, siendo mi fin no perder este tiempo, sino seguir cursando mi facultad. A lo que se agrega las repetidas ejemplares de semejantes dispensas que han concedido los excelentísimos señores virreyes, antecesores de Vuestra Excelencia, y últimamente los gastos que tendría que erogar mi pobre padre con la detención de otro año, como de todo podrá informar a Vuestra Excelencia el señor rector de la Real y Pontificia Universidad, si fuese de su superior agrado informarse sobre el particular de mis pretensiones y causas que llevo expuestas. Por tanto, a Vuestra Excelencia suplico se digne hacerlo como pido, en lo que recibiré merced y gracia.

    Juan Nepomuceno Altamirano

El 30 de junio de 1801, el virrey Berenguer solicitó al rector de la universidad un informe sobre el caso, y él contestó el 6 de julio de 1801, lo siguiente:

    Excelentísimo Señor:

    En cumplimiento al supremo decreto de treinta de junio último, debo manifestar a Vuestra Excelencia que la solicitud del Br. Dn. Juan Nepomuceno Altamirano, cursante canonista en esta Real y Pontificia Universidad es opuesta a la constitución 244, y real cédula de su Majestad, pero los Excelentísimos Señores Virreyes de esta Nueva España han accedido a algunas que han juzgado convenientes. En cuyo supuesto, Vuestra Excelencia determinará lo que fuere de su superior agrado.
Real Universidad de México. Julio 6 de 1801.

    Excelentísimo Señor Don José Baro Ibáñez

Finalmente, la respuesta del virrey se notificó el 10 de julio de 1801 con el siguiente texto:

Julio 10 de 1801
No ha lugar a la solicitud por contraria a la constitución y real cédula que se cita en el precedente. Infórmelo que se hará saber de inmerecido.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801. Pag. 1.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801. Pag. 2.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801 -Respuesta-. Pag. 3.




Representaciones o dibujos sobre el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.





martes, 11 de septiembre de 2018

7 de junio de 1845. Carta de Bernardo Couto para recomendar al Dr. Manuel Altamirano

El 7 de junio de 1845, el abogado, escritor y diplomático José Bernardo Couto (1803-1862) escribió una carta dirigida a Mariano Riva Palacio, ministro de Hacienda durante el periodo presidencial de José Joaquín Herrera, en la cual recomendaba al Dr. Manuel Altamirano, aspirante a titular de la cátedra de botánica, quien consideraba haber ganado el concurso para dicha plaza, aunque advertía el riesgo de que uno de sus rivales moviera influencias para quitarle el puesto.

El contexto en el que se da la carta es el siguiente: Manuel Altamirano fue discipulo de Vicente Cervantes, fundador del Real Jardín Botánico de México y titular de la cátedra de botánica. Al morir Vicente Cervantes, en 1829, la catedra de botánica en el Colegio Nacional de Minería fue ocupada por Miguel Bustamante y Septien (1790-1844), otro discípulo de Cervantes, con quien el Dr. Manuel Altamirano tuvo a partir de entonces una rivalidad profesional intensa. Altamirano argumentaba que a pesar de haber sido él el ganador de ese concurso, la cátedra se había conferido finalmente a Bustamante por asignación directa, debido al involucramiento e influencia del político e intelectual Lucas Alamán (1792-1853), primo de Bustamante y miembro de la junta de gobierno del triunvirato, que ejerció el gobierno justo ese año de 1829 mientras tomaba el poder el Dr. Anastacio Bustamante. Miguel Bustamante y Septién falleció el 20 de noviembre de 1844, por lo que el Colegio Nacional de Minería empezó a publicar las convocatorias para participar en el concurso de oposición para ocupar la vacante a partir de febrero de 1845, ya dentro del periodo del nuevo gobierno de presidente José Joaquín Herrera.  Por esa razón el Dr. Altamirano, ya con sesenta años de edad, fue nuevamente uno de los concursantes para ocupar esa plaza. Los otros dos aspirantes o candidatos a la cátedra fueron el Lic. capitán, Felipe de Zaldivar y Pío Bustamante y Rocha, sobrino del anterior titular, quien había quedado como catedrático interino mientras se cubría la vacante. Por lo tanto, es muy probable que fuera Pío Bustamante a quien Altamirano identificaba como el rival que podía mover influencias para quedarse en el puesto. A pesar de haber sido previstas las oposiciones para el 15 de abril, según la convocatoria, las presentaciones de los candidatos ante los sinodales se realizaron entre finales de mayo y principios de junio, y se publicaron en los periódicos durante el mes de junio de ese 1845, sin que hasta esa fecha se hubiese publicado una decisión.

Con el derrocamiento del gobierno de José Joaquín Herrera por el golpe militar del general Mariano Paredes y Arrillaga del 30 de diciembre de 1845, y con la guerra contra los Estados Unidos que inció en 1846, al parecer el concurso no tuvo el final que Altamirano esperaba. En 1848, la cátedra se reanudó con Pío Bustamante y Rocha a la cabeza, ya en el llamado Seminario de Minería.

Como se mencionó en la entrada del 7 de marzo de 2016 en este mismo blog (ver enlace aquí), para el siglo XX,  dos descendientes de Manuel Altamirano y de Miguel Bustamante y Septién (Carlos Altamirano González y Miguel Bustamante Chico) estrecharían grandes vínculos de amistad y parentesco entre ellos, al casarse respectivamente con dos hijas del pintor José María Velasco -Antonia y Mercedes-.

A continuación, se transcribe la carta de Bernardo Couto al ministro Riva Palacio, cuyo original se encuentra en la "Mariano Riva Palacio Collection", dentro de "The Nettie Lee Benson Latin American Collection", de la Universidad de Texas en Austin.

Señor Don Mariano Riva Palacio
San Cosme. Junio 7 de 1845.

Muy apreciable amigo y señor:

Una persona a quien deseo mucho complacer me ha pedido recomiende para con usted a Don Manuel Altamirano, quien tiene la desgracia de vivir hoy en las ansiedades de pretendiente. Es el caso que habiéndose abierto concurso en el Colegio de Minería para la cátedra de botánica, Altamirano que comprobó en las oposiciones su instrucción superior mereció de los sinodales que le diesen el primer lugar en la terna que se ha presentado al gobierno. Creía con esto haber obtenido el título para ser colocado en la cátedra, que él ve como premio debido a sus estudios y aplicación, y como un recurso para subsistir. Mas se le ha asegurado que otro pretendiente, apoyado en buenos urdidores, hace diligencias para suplantarlo y ganarle de mano; y esto lo tiene como en ascuas.

Yo he dicho a la persona que me ha hablado por él, que debía descansar en la justicia del gobierno, y que no tuviera temor por los amaños de sus rivales, que no han de poder nada con usted. Pero han querido sin embargo que ponga yo una carta de recomendación, y lo hago muy gustoso, porque estoy persuadido del mérito de Altamirano, y muy seguro de la bondad con que usted recibe las libertades que se toma su afectísimo amigo y servidor que le besa la mano.

Bernardo Couto.

5 de marzo de 1845. Carta de Juan Bautista Morales para solicitar apoyo y protección para el Dr. Manuel Altamirano

El 5 de marzo de 1845, el abogado y periodista Juan Bautista Morales (1788-1856) escribió una carta dirigida a Mariano Riva Palacio, ministro de Hacienda durante el periodo presidencial de José Joaquín Herrera, en la cual solicitaba su recomendación y protección para el Dr. Manuel Altamirano, quien aspiraba a la cátedra de botánica y había sufrido injusticias para acceder a la misma desde 1829.

En la carta, Morales elogió al Dr. Manuel Altamirano, al mencionar que además de su saber botánico, era un hombre de probidad, antiguo insurgente, y que en la "última restauración de la República" había sufrido dura prisión, al ser acusado de sedición por el general Juvera.

Esto último muy posiblemente se relacionaba con el evento ocurrido en noviembre de 1844, cuando la Asamblea Departamental de Querétaro secundó un pronunciamiento de su similar de Jalisco para que se derogase un decreto del 21 de agosto de 1843, por el que se había impuesto una contribución extraordinaria para la campaña de Texas. Este pronunciamiento fue soportado también militarmente por el general Mariano Paredes y Arrillaga, quien adicionaba el que mientras durase la licencia o retiro del general Antonio López de Santa Anna, por la muerte de su primera esposa, éste no podría ejercer las funciones de la primera magistratura. El presidente interino de la república, Valentín Canalizo, quiso combatir el movimiento, al que se habían sumado ya varias regiones, y sin permiso del congreso confirió nuevamente la investidura de general en jefe del ejercito al mismo general Santa Anna, quien dejó su retiro y partió a Querétaro con el ejército. En Querétaro, Santa Anna disolvió la asamblea local, encarceló a sus miembros, suspendió al gobernador Sabás Antonio Dominguez, y nombró gobernador al general Julián Juvera.

El presidente interino Canalizo también disolvió el Congreso Nacional el 29 de noviembre de 1844, luego de lo cual hubo un motín popular, apoyado por la guarnición de la ciudad de México. El motín no fue solo a favor del congreso y en contra Canalizo, sino que fue en contra de todo lo que representaban los regímenes de Santa Anna, o apoyados por éste, por lo que se derribó una estatua de bronce dedicada al dictador, situada en la Plaza del Volador.  Es de notar que casi tres años antes, el mismo Dr. Manuel Altamirano había criticado una inscripción en dicho lugar, en una nota publicada el 7 de enero de 1842 en el periódico El Siglo Diez y Nueve.  En la nota, el Dr. Altamirano había señalado que Santa Anna no era el primero que había echado los cimientos de las obras de ornato en la capital, ni tampoco el primero que zanjó los cimientos de la libertad de la nación, como se afirmaba allí. Ver la nota en este enlace. El motín tuvo éxito y Canalizo fue depuesto la noche del 6 de diciembre de 1844. En su lugar, regresó como presidente el general José Joaquín Herrera, quien permanecería hasta el 30 de diciembre de 1845.

A continuación, se transcribe la carta de Juan Bautista Morales al ministro Riva Palacio, cuyo original se encuentra en la "Mariano Riva Palacio Collection", dentro de "The Nettie Lee Benson Latin American Collection", de la Universidad de Texas en Austin.

Excelentísimo Señor Ministro Don Mariano Riva Palacio
Querétaro. Marzo 5 de 1845.

Mi buen amigo y compañero: 
Mi amigo, el médico Don Manuel Altamirano, pasa a esa capital con el objeto de oponerse a la cátedra de botánica, y desea que usted, con todo su poderoso influjo y justificación, lo escude contra las intrigas que suelen jugarse por manos subalternas, y le imparta toda su protección con todos los señores influyentes para que en aquel objeto no reciba la menor injusticia.

Altamirano tuvo toda la calificación de su maestro, el difunto Cervantes, y, como le consta a Don Juan de Dios Cañedo, lo propuso para catedrático de botánica en Guadalajara el año de 1824; y en el año de 1829 no se le admitió a oposición porque se trató de darle la cátedra a Don Miguel Bustamante, por el influjo del señor Alamán, su primo.

A más de su saber botánico, es un hombre de probidad, y antiguo patriota, o llámesele insurgente; en la última restauración de la república sufrió dura prisión por el sostén del supremo gobierno, habiendo sido acusado por el general Juvera como seductor.

Suplico para que la recomendación de usted sea muy enérgica dentro de los términos de la justicia y mande a su amigo y servidor que su mano besa.

Juan Bautista Morales

domingo, 9 de septiembre de 2018

La Libertad de México Proclamada en Dolores. Poema de J. N. Mier y Altamirano

Video del poema o romance endecasílabo  "La Libertad de México Proclamada en Dolores", escrito en 1836 por el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, hermano del Dr. Manuel Altamirano, y miembro de la Conspiración de Querétaro.

Este poema fue presentado a la junta cívica y publicado en el Diario del Gobierno de la República Mexicana del día 16 de septiembre de 1836, el mismo año que México había perdido Texas.

Este y otros poemas del Lic. Mier y Altamirano se pueden encontrar en el siguiente enlace.

Enlace del video de La Libertad de México Proclamada en Dolores en YouTube.



Romance "La Libertad de México Proclamada en Dolores", del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, publicado el 16 de septiembre de 1836 en el Diario del Gobierno de la República Mexicana (primera parte).

Romance "La Libertad de México Proclamada en Dolores", del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, publicado el 16 de septiembre de 1836 en el Diario del Gobierno de la República Mexicana (segunda parte).