jueves, 6 de diciembre de 2018

Versos en alabanza del alma de María, escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1850

El 2 de diciembre de 1875, cuando el Dr. Manuel Altamirano llevaba ya 10 años de fallecido, el semanario El Mensajero Católico, de la Ciudad de México, en su tomo I, número 35, reprodujo los 33 dípticos escritos por él, en memoria de los 33 años que vivió nuestro Señor Jesucristo, y su traducción libre en español en 33 redondillas castellanas.  El Dr. Manuel Altamirano escribió y publicó originalmente estos versos en Querétaro en 1850, cuando era catedrático de latín en los Nacionales Colegios (aunque la nota decía que los había publicado hacía quince años, estos versos fueron anunciados desde 1850, según esta entrada -ver enlace-).  Los dípticos en latín ya habían sido reproducidos en este blog (ver entrada del 24/enero/2016), así que ahora se reproducen las redondillas castellanas, así como la biografía del Dr. Altamirano presentada en ese mismo semanario.


Versos en alabanza del alma de María.

(33 redondillas castellanas, correspondientes a los 33 dísticos en latín, escritos en memoria de los 33 años que vivió Nuestro Señor Jesucristo: compuestos por el ciudadano M. Altamirano).


1. Canto al alma y mente pura
de dulcísima María.
¿Qué cosa un hijo podría
celebrar con más ternura?

2. Lejos pues inspiraciones
de Caliope fabulosa;
que alienta Madre gloriosa
de mi lira las canciones.

3. Fuente de luz eternal,
mar de gracias y de dones;
imán de los corazones,
de tesoros manantial.

4. Tu nos fuiste prometida
en el Génesis sagrado
después del feliz pecado
que nos trajo muerte y vida.

5. Anunciose con certeza
que tu planta virginal
de la serpiente infernal
hollaría la cabeza.

6. Los profetas te anunciaban
expectación de las gentes;
y con votos más fervientes
los patriarcas te llamaban.

7. Y en la Sagrada Escritura
de amor divino en la llama
el rey-sabio te proclama:
paloma cándida y pura.

8. Se te delínea circuida
de rayos de sol brillante
y con la luna menguante
a tus plantas abatida.

9. Ceñida de astros y estrellas
hollando al dragón malvado;
y hermoso querub alado
bajo de tus plantas bellas.

10. ¡Cuán gentil, dulce y hermosa
es mi dueña idolatrada!
De su boca aljofarada
fluye la miel, lirio y rosa.

11. Eres huerto muy precioso.
Levántate, mi querida,
ven pronto, mi dulce vida:
madre del Amor hermoso.

12. Tu canto, aquel celestial,
que indignamente entonamos
es propio si lo aplicamos
a tu boca virginal.

13. «Mi alma da gloria al Señor:
mi espíritu noche y día
recuerda con alegría
de mi salud al autor».

14. El gran Hacedor increado
te concedió que pudieras
hacer cuanto tu quisieras
cuanto fuera de tu agrado.

15. ¿Cómo podré ponderar
tu virtud omnipotente
pues el mismo Dios consiente
que le puedas imperar?

16. Eres Minerva sagrada
del Eterno procreación,
su espejo. Tu concepción
en su mente celebrada.

17. Eres cazadora Diana
de almas y de corazones;
en cazar tu afecto pones
y en esto tu amor se afana.

18. Lejos poéticas ficciones
de la gentílica Grecia;
mi madre pura no aprecia
profanas comparaciones.

19. Venus no te digo hermosa;
ni que sus gracias más bella;
sino rutilante estrella;
mística purpúrea rosa.

20. Eres templo de la alianza,
del enfermo medicina:
Eres puerta diamantina:
El cielo por ti se alcanza.

21. Casa de oro acicalado,
torre de marfil pulido,
madre del arrepentido,
y del reo desamparado.

22. De tus fieles protectora,
nuestras gratas esperanzas
con mano divina afianzas,
de reyes reina y señora.

23. Reina a pesar del infierno:
de vírgenes dignamente,
del mártir reina clemente,
silla del saber eterno.

24. Eres hija de Dios Padre,
y del paráclito esposa,
su espíritu en ti reposa;
también de Dios eres madre.

25. Para cantar dignamente
los elogios de María
toda elocuencia sería
temeraria, insuficiente.

26. Consúltense los doctores,
y al mismo Ambrosio divino,
que fueron con sabio tino
de la Virgen los cantores.

27. Alabanzas de María
el santo Ligorio ardiente
nos dio con pluma elocuente,
erudita, tierna, pía.

28. El que no es de corazón
fiel devoto de María
arrojado ser debía
a los reinos de Plutón

29. La justicia y la piedad
son dos reinos divididos,
por el justo Juez regidos
y la Madre de bondad.

30. Tocó al Señor el castigo,
y a nuestra Madre el perdón.
Te pido de corazón
uses tu piedad conmigo.

31. Jesús, prenda de Dios Padre,
dijo clavado al madero
a un creyente verdadero:
«Hijo fiel, mira a tu Madre».

32. Por salvar al pecador
te arrojaste a un mar de penas.
Pulveriza mis cadenas
No se frustre tu dolor.

33. Redime de la captura
a tu miserable cliente,
apelo pues a la mente
de mi Madre Virgen pura.


Biografía

D. Manuel Altamirano, autor de los dísticos latinos, juntamente con su libre traducción, que hemos tenido el gusto de reproducir, los publicó en Querétaro, su patria, hace quince años y cuando a la sazón era catedrático de latinidad en los Nacionales Colegios de aquella ciudad, donde se hizo notable como uno de los excelentes gramáticos que instruían a la juventud en aquellas aulas, que llegaron a adquirir un justo y merecido nombre dentro y fuera de la República.

No es el caso, por ahora, referir los hombres dignos que ha producido aquella, cuanto privilegiada, hoy por guerras civiles abatida ciudad.

Las noticias biográficas que hoy se hace preciso consignar, brevemente las concretaremos a los puntos siguientes.

D. Manuel Altamirano prestó a México sus servicios como instructor de taquigrafía, pues al efecto fue uno de los primeros que desempeñaron ese conocimiento en el Congreso, con admiración de sus contemporáneos. Después de haber sido útil en su larga vida (pues falleció de 80 años), ya como médico, ya como eminente botánico, se dedicó a la enseñanza del bello, dulce y clásico idioma latino, que poseía perfectamente, como lo demuestran sus producciones, en las que campea la dulzura y armonía; haciéndose notar que se había empapado en los inmortales poemas del príncipe de la poesía latina.

Al leer los dísticos en alabanza de María no podemos menos de imaginarnos, que hoy en el cielo entona cánticos nuevos a la Madre de Dios.



DE DEI GENITRICIS MENTE CARMINA. Dípticos en latín escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1860 y publicados en 1875.

DE DEI GENITRICIS MENTE CARMINA. Dípticos en latín y español escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1860 y publicados en 1875.

DE DEI GENITRICIS MENTE CARMINA. Versos en español escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1860 y publicados en 1875, e inicio de biografía del mismo doctor.

Segunda página de biografía del Dr. Manuel Altamirano, escrita en el Mensajero católico en 1875.


domingo, 16 de septiembre de 2018

Más sobre el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, hermano del Dr. Manuel Altamirano.

¿Cómo sería el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano (también conocido como Juan Nepomuceno Altamirano), miembro de la Conspiración de Querétaro y hermano del Dr. Manuel Altamirano? No hay muchas imágenes de él. Una escuela primaria en Querétaro lleva su nombre, y en el escudo de la escuela se muestra un retrato. Además, su nombre se encuentra en la inscripción de la lista de "Patriotas queretanos en 1810", en el monumento a Cristóbal Colón en la ciudad de Querétaro. Este monumento fue inaugurado el 16 de septiembre de 1894 y actualmente se ubica en la Avenida Constituyentes, frente a la Alameda Hidalgo de dicha ciudad.


Letrero de la Escuela Primaria Juan N. Mier y Altamirano, en El Marqués, Querétaro.


Retrato incluido en el escudo de la Escuela Primaria Juan N. Mier y Altamirano, en el Marqués, Querétaro.


Inscripción de "Patriotas Queretanos en 1810" en la estatua de Cristóbal Colón en la ciudad de Querétaro, donde el Lic. Juan N. Mier y Altamirano aparece al final.


Solicitud al virrey Berenguer en 1801.


Por otra parte, en el Archivo General de la Nación, se resguarda una carta de 1801 del mismo Juan Nepomuceno Altamirano, entonces estudiante de derecho de la Real y Pontificia Universidad de México al virrey de la Nueva España, Félix Berenguer de Marquina y FitzGerald, con el objetivo de solicitar la gracia de inscribirse tarde en su primer año de estudios, que ya había cursado completo. De no aceptarse esa solicitud, Juan Nepomuceno tendría que cursar ese primer año de nuevo, solo por no haberse inscrito casi un mes antes del inicio de cursos, como se acostumbraba. Altamirano argumentaba que su padre lo había enviado a estudiar desde Querétaro en 1800, y que desconocía que la fecha límite de las inscripciones había sido el 7 de septiembre, aunque sí alcanzó el inicio del curso en octubre, junto con todos los demás estudiantes. Al parecer, los profesores de la universidad sí lo habían aceptado, pero para inscribirse al segundo año tendría que regularizarse y para ello pedir la gracia del virrey.

Como el virrey Berenguer acababa de llegar a México y tomar posesión de su cargo apenas un año antes, el 30 de abril de 1800, solicitó la opinión del rector del universidad, José Baro Ibáñez, el 30 de junio de 1801. Este le contestó el 6 de julio que dicha solicitud era contraria a las reglas de la universidad y a una cédula real, pero que virreyes anteriores habían dispensado del requisito a algunos alumnos en situaciones similares, por lo que dejaba a su consideración y juicio este caso. Finalmente, el virrey no aceptó al petición de Altamirano y el 10 de julio de 1801 se informó lo siguiente: «No ha lugar a la solicitud por contraria a la constitución y real cédula que se cita en el precedente. Infórmelo que se hará saber de inmerecido».

 La carta de solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano es la siguiente:

    D. Juan Nepomuceno Altamirano, natural de la Ciudad de Querétaro, y colegial porcionista del Real  y Pontificio Seminario de esta capital, cursante en cánones ante Vuestra Excelencia, con el debido respeto digo: 
    
     Que el año pasado de ochocientos, me enviaron mis padres a esta corte con el destino de que estudiase derechos, e ignorante absolutamente de las constituciones de la Real y Pontificia Universidad, no pude atravesar matrícula a fines de agosto o principios de septiembre del mismo año,  por lo que, comenzando a cursar dicha facultad en el mes de octubre, tomé la matrícula derecha. Por cuya razón se me sigue el gravísimo detrimento de detenerme un año más respecto de los que la atravesaron el día 7 de septiembre. De manera que la diferencia de mes y medio (en cuyo tiempo no se cursan las aulas de universidad por ser días de vacaciones, como es público y notorio) es causa de que aquellos jurando en primer curso en abril del presente año pueden echar otra matrícula para el segundo curso, y yo, que igualmente con ellos comencé a cursar las mismas cátedras y concluí con ellos mi primer curso en el mismo tiempo, no puedo lo mismo que ellos echar segunda matrícula para el segundo curso, por faltarme la solemnidad de haberla atravesado el día siete de septiembre. Siendo de notar que los que la atravesaron el referido día, aunque hubieran concluido el curso después que yo, por ejemplo hasta fines de agosto, podrán echar otra matrícula, y yo, que concluí antes que ellos, me veo imposibilitado de poder hacer lo mismo, perdiendo todo este tiempo. En cuyo supuesto suplico a la bondad de Vuestra Excelencia se sirva dispensarme para poder atravesar otra matrícula en el presente año, en atención a que la gracias que solicito no cede en perjuicio del estudio y aprovechamiento, que es sin duda el espíritu principal de las constituciones. Pues diametralmente solicito todo lo contrario, siendo mi fin no perder este tiempo, sino seguir cursando mi facultad. A lo que se agrega las repetidas ejemplares de semejantes dispensas que han concedido los excelentísimos señores virreyes, antecesores de Vuestra Excelencia, y últimamente los gastos que tendría que erogar mi pobre padre con la detención de otro año, como de todo podrá informar a Vuestra Excelencia el señor rector de la Real y Pontificia Universidad, si fuese de su superior agrado informarse sobre el particular de mis pretensiones y causas que llevo expuestas. Por tanto, a Vuestra Excelencia suplico se digne hacerlo como pido, en lo que recibiré merced y gracia.

    Juan Nepomuceno Altamirano

El 30 de junio de 1801, el virrey Berenguer solicitó al rector de la universidad un informe sobre el caso, y él contestó el 6 de julio de 1801, lo siguiente:

    Excelentísimo Señor:

    En cumplimiento al supremo decreto de treinta de junio último, debo manifestar a Vuestra Excelencia que la solicitud del Br. Dn. Juan Nepomuceno Altamirano, cursante canonista en esta Real y Pontificia Universidad es opuesta a la constitución 244, y real cédula de su Majestad, pero los Excelentísimos Señores Virreyes de esta Nueva España han accedido a algunas que han juzgado convenientes. En cuyo supuesto, Vuestra Excelencia determinará lo que fuere de su superior agrado.
Real Universidad de México. Julio 6 de 1801.

    Excelentísimo Señor Don José Baro Ibáñez

Finalmente, la respuesta del virrey se notificó el 10 de julio de 1801 con el siguiente texto:

Julio 10 de 1801
No ha lugar a la solicitud por contraria a la constitución y real cédula que se cita en el precedente. Infórmelo que se hará saber de inmerecido.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801. Pag. 1.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801. Pag. 2.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801 -Respuesta-. Pag. 3.




Representaciones o dibujos sobre el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.





martes, 11 de septiembre de 2018

7 de junio de 1845. Carta de Bernardo Couto para recomendar al Dr. Manuel Altamirano

El 7 de junio de 1845, el abogado, escritor y diplomático José Bernardo Couto (1803-1862) escribió una carta dirigida a Mariano Riva Palacio, ministro de Hacienda durante el periodo presidencial de José Joaquín Herrera, en la cual recomendaba al Dr. Manuel Altamirano, aspirante a titular de la cátedra de botánica, quien consideraba haber ganado el concurso para dicha plaza, aunque advertía el riesgo de que uno de sus rivales moviera influencias para quitarle el puesto.

El contexto en el que se da la carta es el siguiente: Manuel Altamirano fue discipulo de Vicente Cervantes, fundador del Real Jardín Botánico de México y titular de la cátedra de botánica. Al morir Vicente Cervantes, en 1829, la catedra de botánica en el Colegio Nacional de Minería fue ocupada por Miguel Bustamante y Septien (1790-1844), otro discípulo de Cervantes, con quien el Dr. Manuel Altamirano tuvo a partir de entonces una rivalidad profesional intensa. Altamirano argumentaba que a pesar de haber sido él el ganador de ese concurso, la cátedra se había conferido finalmente a Bustamante por asignación directa, debido al involucramiento e influencia del político e intelectual Lucas Alamán (1792-1853), primo de Bustamante y miembro de la junta de gobierno del triunvirato, que ejerció el gobierno justo ese año de 1829 mientras tomaba el poder el Dr. Anastacio Bustamante. Miguel Bustamante y Septién falleció el 20 de noviembre de 1844, por lo que el Colegio Nacional de Minería empezó a publicar las convocatorias para participar en el concurso de oposición para ocupar la vacante a partir de febrero de 1845, ya dentro del periodo del nuevo gobierno de presidente José Joaquín Herrera.  Por esa razón el Dr. Altamirano, ya con sesenta años de edad, fue nuevamente uno de los concursantes para ocupar esa plaza. Los otros dos aspirantes o candidatos a la cátedra fueron el Lic. capitán, Felipe de Zaldivar y Pío Bustamante y Rocha, sobrino del anterior titular, quien había quedado como catedrático interino mientras se cubría la vacante. Por lo tanto, es muy probable que fuera Pío Bustamante a quien Altamirano identificaba como el rival que podía mover influencias para quedarse en el puesto. A pesar de haber sido previstas las oposiciones para el 15 de abril, según la convocatoria, las presentaciones de los candidatos ante los sinodales se realizaron entre finales de mayo y principios de junio, y se publicaron en los periódicos durante el mes de junio de ese 1845, sin que hasta esa fecha se hubiese publicado una decisión.

Con el derrocamiento del gobierno de José Joaquín Herrera por el golpe militar del general Mariano Paredes y Arrillaga del 30 de diciembre de 1845, y con la guerra contra los Estados Unidos que inció en 1846, al parecer el concurso no tuvo el final que Altamirano esperaba. En 1848, la cátedra se reanudó con Pío Bustamante y Rocha a la cabeza, ya en el llamado Seminario de Minería.

Como se mencionó en la entrada del 7 de marzo de 2016 en este mismo blog (ver enlace aquí), para el siglo XX,  dos descendientes de Manuel Altamirano y de Miguel Bustamante y Septién (Carlos Altamirano González y Miguel Bustamante Chico) estrecharían grandes vínculos de amistad y parentesco entre ellos, al casarse respectivamente con dos hijas del pintor José María Velasco -Antonia y Mercedes-.

A continuación, se transcribe la carta de Bernardo Couto al ministro Riva Palacio, cuyo original se encuentra en la "Mariano Riva Palacio Collection", dentro de "The Nettie Lee Benson Latin American Collection", de la Universidad de Texas en Austin.

Señor Don Mariano Riva Palacio
San Cosme. Junio 7 de 1845.

Muy apreciable amigo y señor:

Una persona a quien deseo mucho complacer me ha pedido recomiende para con usted a Don Manuel Altamirano, quien tiene la desgracia de vivir hoy en las ansiedades de pretendiente. Es el caso que habiéndose abierto concurso en el Colegio de Minería para la cátedra de botánica, Altamirano que comprobó en las oposiciones su instrucción superior mereció de los sinodales que le diesen el primer lugar en la terna que se ha presentado al gobierno. Creía con esto haber obtenido el título para ser colocado en la cátedra, que él ve como premio debido a sus estudios y aplicación, y como un recurso para subsistir. Mas se le ha asegurado que otro pretendiente, apoyado en buenos urdidores, hace diligencias para suplantarlo y ganarle de mano; y esto lo tiene como en ascuas.

Yo he dicho a la persona que me ha hablado por él, que debía descansar en la justicia del gobierno, y que no tuviera temor por los amaños de sus rivales, que no han de poder nada con usted. Pero han querido sin embargo que ponga yo una carta de recomendación, y lo hago muy gustoso, porque estoy persuadido del mérito de Altamirano, y muy seguro de la bondad con que usted recibe las libertades que se toma su afectísimo amigo y servidor que le besa la mano.

Bernardo Couto.

5 de marzo de 1845. Carta de Juan Bautista Morales para solicitar apoyo y protección para el Dr. Manuel Altamirano

El 5 de marzo de 1845, el abogado y periodista Juan Bautista Morales (1788-1856) escribió una carta dirigida a Mariano Riva Palacio, ministro de Hacienda durante el periodo presidencial de José Joaquín Herrera, en la cual solicitaba su recomendación y protección para el Dr. Manuel Altamirano, quien aspiraba a la cátedra de botánica y había sufrido injusticias para acceder a la misma desde 1829.

En la carta, Morales elogió al Dr. Manuel Altamirano, al mencionar que además de su saber botánico, era un hombre de probidad, antiguo insurgente, y que en la "última restauración de la República" había sufrido dura prisión, al ser acusado de sedición por el general Juvera.

Esto último muy posiblemente se relacionaba con el evento ocurrido en noviembre de 1844, cuando la Asamblea Departamental de Querétaro secundó un pronunciamiento de su similar de Jalisco para que se derogase un decreto del 21 de agosto de 1843, por el que se había impuesto una contribución extraordinaria para la campaña de Texas. Este pronunciamiento fue soportado también militarmente por el general Mariano Paredes y Arrillaga, quien adicionaba el que mientras durase la licencia o retiro del general Antonio López de Santa Anna, por la muerte de su primera esposa, éste no podría ejercer las funciones de la primera magistratura. El presidente interino de la república, Valentín Canalizo, quiso combatir el movimiento, al que se habían sumado ya varias regiones, y sin permiso del congreso confirió nuevamente la investidura de general en jefe del ejercito al mismo general Santa Anna, quien dejó su retiro y partió a Querétaro con el ejército. En Querétaro, Santa Anna disolvió la asamblea local, encarceló a sus miembros, suspendió al gobernador Sabás Antonio Dominguez, y nombró gobernador al general Julián Juvera.

El presidente interino Canalizo también disolvió el Congreso Nacional el 29 de noviembre de 1844, luego de lo cual hubo un motín popular, apoyado por la guarnición de la ciudad de México. El motín no fue solo a favor del congreso y en contra Canalizo, sino que fue en contra de todo lo que representaban los regímenes de Santa Anna, o apoyados por éste, por lo que se derribó una estatua de bronce dedicada al dictador, situada en la Plaza del Volador.  Es de notar que casi tres años antes, el mismo Dr. Manuel Altamirano había criticado una inscripción en dicho lugar, en una nota publicada el 7 de enero de 1842 en el periódico El Siglo Diez y Nueve.  En la nota, el Dr. Altamirano había señalado que Santa Anna no era el primero que había echado los cimientos de las obras de ornato en la capital, ni tampoco el primero que zanjó los cimientos de la libertad de la nación, como se afirmaba allí. Ver la nota en este enlace. El motín tuvo éxito y Canalizo fue depuesto la noche del 6 de diciembre de 1844. En su lugar, regresó como presidente el general José Joaquín Herrera, quien permanecería hasta el 30 de diciembre de 1845.

A continuación, se transcribe la carta de Juan Bautista Morales al ministro Riva Palacio, cuyo original se encuentra en la "Mariano Riva Palacio Collection", dentro de "The Nettie Lee Benson Latin American Collection", de la Universidad de Texas en Austin.

Excelentísimo Señor Ministro Don Mariano Riva Palacio
Querétaro. Marzo 5 de 1845.

Mi buen amigo y compañero: 
Mi amigo, el médico Don Manuel Altamirano, pasa a esa capital con el objeto de oponerse a la cátedra de botánica, y desea que usted, con todo su poderoso influjo y justificación, lo escude contra las intrigas que suelen jugarse por manos subalternas, y le imparta toda su protección con todos los señores influyentes para que en aquel objeto no reciba la menor injusticia.

Altamirano tuvo toda la calificación de su maestro, el difunto Cervantes, y, como le consta a Don Juan de Dios Cañedo, lo propuso para catedrático de botánica en Guadalajara el año de 1824; y en el año de 1829 no se le admitió a oposición porque se trató de darle la cátedra a Don Miguel Bustamante, por el influjo del señor Alamán, su primo.

A más de su saber botánico, es un hombre de probidad, y antiguo patriota, o llámesele insurgente; en la última restauración de la república sufrió dura prisión por el sostén del supremo gobierno, habiendo sido acusado por el general Juvera como seductor.

Suplico para que la recomendación de usted sea muy enérgica dentro de los términos de la justicia y mande a su amigo y servidor que su mano besa.

Juan Bautista Morales

domingo, 9 de septiembre de 2018

La Libertad de México Proclamada en Dolores. Poema de J. N. Mier y Altamirano

Video del poema o romance endecasílabo  "La Libertad de México Proclamada en Dolores", escrito en 1836 por el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, hermano del Dr. Manuel Altamirano, y miembro de la Conspiración de Querétaro.

Este poema fue presentado a la junta cívica y publicado en el Diario del Gobierno de la República Mexicana del día 16 de septiembre de 1836, el mismo año que México había perdido Texas.

Este y otros poemas del Lic. Mier y Altamirano se pueden encontrar en el siguiente enlace.

Enlace del video de La Libertad de México Proclamada en Dolores en YouTube.



Romance "La Libertad de México Proclamada en Dolores", del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, publicado el 16 de septiembre de 1836 en el Diario del Gobierno de la República Mexicana (primera parte).

Romance "La Libertad de México Proclamada en Dolores", del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, publicado el 16 de septiembre de 1836 en el Diario del Gobierno de la República Mexicana (segunda parte).

sábado, 28 de abril de 2018

jueves, 22 de marzo de 2018

Certificado dado al Dr. Manuel Altamirano por el Lic. Mariano Macedo

1 de agosto de 1864. El Dr. Manuel Altamirano recibe un certificado como primer taquígrafo del Congreso Nacional por parte del licenciado Mariano Macedo (1807-1869). El certificado dice lo siguiente:

El Señor Licenciado Don Mariano Macedo

Certifico que en 1822 fue llamado de San Luis Potosí el Sr. D. Manuel Altamirano por el primer Congreso Nacional, quien lo hizo su primer taquígrafo con mil quinientos pesos anuales, por ser el único maestro y un eximio profesor de ese utilísimo arte; y que sirvió con asiduidad ese empleo y formó muchos taquígrafos hasta 1834 en que el Congreso lo jubiló con pensión de mil pesos al año, que en raras fechas le han sido satisfechas. Todo me consta porque de 1822 a 1828 fui su discípulo y subalterno en la Oficina de Taquigrafía, llamada “de Redacción de Actas”, y siempre le he tratado y sabido sus negocios ya por agradecimiento a sus bondades y beneficios, ya por el interés y respeto que merecen sus vastos conocimientos en literatura latina, botánica, medicina y otras ciencias, ya por sus buenas y sencillísimas costumbres, ya por su alta edad, que pasa hoy según sé con mayor pobreza que nunca.

México, Agosto 1° de 1864.

Mariano Macedo 


Certificado dado al Dr. Manuel Altamirano por el Lic. Mariano Macedo (p.1)

Certificado dado al Dr. Manuel Altamirano por el Lic. Mariano Macedo (p.2)

Fuente. Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea/ Administración Pública Federal S. XIX/ Gobernación Siglo XIX/ Segundo Imperio. (136)/ Caja 39. Título: Expediente 13, Correspondencia de Particulares. Fecha(s): 13 de Agosto 1864 - 28 de Agosto 1864. Nivel de descripción: Unidad documental compuesta (Expediente).  Páginas 7 y 8. Tomado de: http://www.agn.gob.mx/guiageneral/Imagenes/index1.php?CodigoReferencia=MX09017AGNCL02SB01FO014GSSC12SIUI39UC013&Tipo=H

jueves, 15 de marzo de 2018

Retrato del Dr. Manuel Altamirano.




Retrato del Dr. Manuel Altamirano, con color agregado.

Tomado y modificado (color agregado) de Altamirano, Fernando. Leguminosas indígenas medicinales. Contribución al estudio de la farmacología nacional. 1878. Tesis para obtener el grado de catedrático en la Escuela Nacional de Medicina, 55 p. Incluye un retrato del naturalista mexicano Dr. Manuel Altamirano, abuelo del autor y dos láminas de plantas iluminadas.