lunes, 25 de julio de 2016

20 de julio de 1832. Lantana crocea.

20 de julio de 1832. El sacerdote y naturalista Pablo de la Llave (1773-1833) publica en su revista Registro Trimestre una descripción de una especie de planta, llamada Lantana crocea, y agrega: "Esta planta la cogió y determinó su género en el camino de San Luis Potosí, el botánico D. Manuel Altamirano, quien me dio algunos ejemplares"



sábado, 16 de julio de 2016

16 de julio de 1834. Extracto de la memoria que presentó el Dr. Manuel Altamirano en junio de 1833, consultado por la Junta de Sanidad sobre el empleo del huaco para curar el cólera

16 de julio de 1834. El periódico El Telégrafo inserta un extracto de la memoria que presentó el Dr. Manuel Altamirano en junio de 1833, consultado por la Junta de Sanidad sobre el empleo del huaco para curar el cólera, en la cual él concluye que las virtudes de dicho decantado huaco son exageradas y que “ningún médico adornado de una regular crítica deberá fiarse ni en el uno ni en el otro huaco para atacar al cólera morbo”.  La nota indica lo siguiente:

A propósito del cólera, insertamos hoy un extracto de la Memoria que presentó el año anterior el ciudadano profesor de medicina Manuel Altamirano, consultado como botánico por la junta superior de sanidad, sobre el huaco. Sin adherirnos a opinión alguna, añadimos no obstante en obsequio de la verdad, que el Sr. Altamirano, dedicado como pocos al estudio de la botánica, ha adquirido conocimientos profundos, y que en este ramo su voto puede ser el primero.

Extracto de la Memoria que en el mes de junio del año de 1833 presentó el profesor ciudadano Manuel Altamirano, consultado como botánico por la junta de sanidad de México acerca del decantado huaco, no conviniendo en las virtudes exageradas que le atribuían para curar el cólera morbo los doctores Guerra, Chavert (ambos de la junta de sanidad), Vara y otros.

“En la Memoria que presenté a un digno miembro de la junta de sanidad, en contestación a un oficio que me dirigió en el presente mes (la que acompaño a este resumen) procuré demostrar que los mayores descubrimientos se debían por lo común a los más insignificantes individuos de nuestra especie. Después transcribí todo lo que sobre el famoso huaco, de quien se me pedía diese un informe, dice el P. Gumilla en su Historia del Orinoco, el Semanario de Agricultura, al fin de su tomo cuarto, el tomo sexto de los Anales de Ciencias Naturales: Alibert en su Ciencia Médica: el sabio barón de Humboldt en su Viaje a las Regiones Equinocciales, y en este mismo año mi ilustre amigo el Sr. D. Pablo de la Llave, en su apreciable Trimestre del mes de enero.

Después inculqué sobre las virtudes del mukania huaco como contra-veneno cierto y seguro en la mordedura de víboras, y con esta ocasión hablé de los antifármacos que conocían los médicos de la Europa, y de otros muchos que usaron los antiguos indígenas, y a quienes tanto se empeñaron en degradar los céñebres Paw y de Bufon.

Pasando a insinuar mi juicio sobre las virtudes que se le atribuyen tal vez gratuitamente al célebre huaco, ocurrieron dos tropiezos: primero, el modo de distinguirlo de otro que también lleva el mismo nombre en su país natal: segundo, el combatir preocupaciones que se tienen a favor de dicha planta por hombres de reputación en la ciencia médica.

Lo primero me introdujo a recoger de los autores de caracteres botánicos que nos dan sobre dicha planta bejucosa, y yo mismo trabajé mi descripción a seco; añadiendo después las señales que se deben llamar farmacéuticas.

Me voy a encargar acerca de sus virtudes y de su descripción, sujetando mis pequeños conceptos al juicio de los sabios.

Ya no habrá necesidad de hablar de la mikania huaco como remedio seguro contra las mordeduras de serpientes, pues este es un punto incuestionable. Procuraré esclarecer las que se le atribuyen para curar el formidable cólera morbo. Como correctivo de esta asoladora plaga, no sé si tenga el huaco igual virtud que la que se le imputa contra el vómito negro de Veracruz, de que ha habido tantas víctimas en el presente año (en el de 1833). Que sea útil en el cólera morbo, no está fuera de la esfera de lo posible; y aun me atreveré a asegurar hay algunos ligerísimos indicios.

Primeramente: el mikania huaco es de la clase singenesia, que según Linneo es muy medicinal in medicina receptisima. En efecto se encuentra en esta: el tanaceto, la balsamita meno, o achillea ageratum: la santoima, el ajenjo, el abrótano, la artemisa, el agérato propiamente tal, la matricaria, la camomila, la cotula, o anacitlo cretico: la temelia, la oreja de ratón, o hieracio auranciaco: el taraxaco, la achicoria, el cardo de María, la carlina, el cardo santo, etc., etc. Entre estas hay excelentes sudoríficos, como el arctium lappa o bardana, la carlina, la escorzonera, que se han reconocido por los antiguos como alexifármacos o contra venenos, debiendo entrar en aquel rango la manzanilla matricaria chamomilla que tanto se ha recomendado por los que han hablado en el día del cólera morbo.

En dicha clase natural las más son amargas, communiter amara est, como el zempasuchil o tagetes, el coreopsis (planta que recomendaba mi sabio profesor Cervantes), el nil en rama o aclasillea millefolium etc.; pero el que debe fijar nuestra atención es el eupatorio, a cuyo género, que comprende casi infinitas especies y forma la familia de las eupatorias, pertenece también la yerba que el vulgo llama del ángel, y de quien hace tanto uso en los infartos gástricos, en los dolores de estómago por atonía, o cuando trata de promover la digestión y la apetencia, y por lo común consigue buenos resultados.

A esta numerosísima familia de las eupatorias pertenece la mikania huaco: y si como sancionó el famoso Linneo como canon, las plantas que convienen en la clase natural también convienen hasta cierto punto en virtudes, ¿cómo, pues, se le podría negar al huaco la de curar el cólera morbo, cuando no se le niega a la manzanilla vulgar? La misma comparación debe hacerse con el zempasúchil, de quien se vale el vulgo para curar el cólera morbo esporádico: non te pigeat etiam á plebeis suscitari nos aconseja Hipócrates: y aun médicos insignes, como los doctores D. Luis Montaña, Vara, y el profesor D. Isidoro Olvera, y otros, han hecho uso con favorable éxito de esta medicina vulgar.

Por último, el cólera morbo asiático tiene algunos rasgos de semejanzas con el vómoto negro de Veracruz, y esta terrible enfermedad ha cedido (según lo afirma el Dr. Chavert) por medio de la mikania huaco.

Todos estos pequeños grados de probabilidad a favor de la mikania huaco, nos lo quitarán o aumentarán su análisis químico, y sobre todo la experiencia repetida, pues sin esta nada valen las mejores analogías. Y tanto más debemos desconfiar, cuanto que la terrible enfermedad de que se trata, es de una naturaleza desconocida, y por decirlo así: indómita. De aquí es que en el modo de atacarla, los autores más célebres de la ciencia médica han dado métodos no solo varios, sino diametralmente opuestos.

Pasemos al huaco vulgar, o sea la aristoloquia auguacida (según sospecho).

Se alega en favor del huaco propiamente tal (o sea el mikania huaco de Sprenger) que es un contraveneno, y que si el cólera morbo es producido por sustancias deletéreas y venenosas, debía ocurrirse y hacerse tentativas con el mejor contraveneno de los que hasta aquí se han conocido. Si esta razón tiene valor, también debe tenerlo respecto del huaco vulgar, o sea huaco con olor de zempasúchil, y me apoyaré en las siguientes razones.

Primera. Es planta que corresponde al género aristoloquia (como se lo demostré al Dr. Guerra, y de cuyas virtudes puede leerse en Culen tom 2, y en otros también, que la califican de antídoto contra las mordeduras de víboras).

Segunda. La aristoloquia es una planta que desde la antigüedad se ha tenido justamente por muy virtuosa, y es un remedio que se ha manejado mucho, ya como antifebril, ya como antipodágrico, ya como un tónico poderoso; no así el mikania huaco que viene a ser un remedio de un nuevo cuño, y apoyado solo (bajo el aspecto de que se trata) en unos cuantos hechos aislados.

Tercera. Si la polígala seneka se usó, y con buen efecto, contra el dolor de costado, porque los mordiscos de víboras presentaban síntomas de pleuresía, y se curaban con la polígala por la cual razón y valiéndonos de la analogía, podremos ocurrir a la aristoloquia, que según Held, cura los calambres de los gotosos, síntoma que se halla en el cólera morbo, y casi le es inseparable.

Cuarta. Si la cardialgia es otro de los síntomas del cólera morbo asiático, corrigiendo la aristologia, como refiere Lieutaud, dicha cardialgia tal vez podría ser apropiada y conveniente en cólera morbo.

Quinta. Según el célebre médico botánico Carlos Linneo, las plantas obran por medio de su principio oloroso, dirigido a los nervios: agunt omnes plantae olido in nervos. Esto supuesto, el zempasúchil ¿no es un remedio aprobado, no solo por el vulgo, como dije antes, sino por sabios y despreocupados facultativos? ¿Y qué cosa hay más parecida en el olor al cempasúchil que la aristoloquia o huaco vulgar de que tratamos? Por la inversa: ¿no es verdad que disipados en las plantas el olor y el sabor, pierden su virtud? Destructo in plantis sapore et odore, etiam vis castratur. (Id. Linn.) Tal es la suerte del mikania huaco, o sea el huaco propiamente tal, después de transportado a muchas leguas; y por esta razón los anglo-americanos conservan su jugo en aguardiente embotellado; y los bárbaros africanos, pero que pueden darnos lecciones en esta materia, tienen por cierto en aquel país de Bogotá, en que trabajan como esclavos, que debe usarse de la hoja fresca de aquella maravillosa planta para precaverse y curarse de las mordeduras de serpientes, que ellos manejan con la mayor impunidad. Según el diccionario moderno de ciencias médicas, la virtud anti fármaca del mikania huaco debe casi anonadarse, pues su olor y fatidez se disipa con el transcurso del tiempo.

Sexta. La aristoloquia o huaco vulgar de que se trata, tiene un sabor semejante (rel sápido in fibras) el árbol del Perú Schinus mollis. En Veracruz muchos se han curado el vómito negro con el palo mulato, que es una especie del mismo Schinus: plantae quae genere conveniunt etiam virtute conveniunt.

El análisis podrá ministrar luces sobre esta importante materia. Lo que por ahora hay de cierto, es que esta aristoloquia, a quien llaman huaco de Guatemala, es fragantísimo, y conserva su olor por mucho tiempo, y se halla encerrado en los tubos longitudinales de su tallo perceptibles aun a la simple vista, conteniéndose esta fragancia en un aceite esencial muy volátil.

En resumen, según mi opinión, ningún médico adornado de una regular crítica deberá fiarse ni en el uno ni en el otro huaco para atacar al cólera morbo. La experiencia decidirá sobre ambas plantas, dando término a raíz pequeñas indagaciones con lo que concluye el célebre Carlos Linneo. In scientia naturali principia veritatis observationibus confirmari debent".- Manuel Altamirano.