jueves, 6 de diciembre de 2018

Versos en alabanza del alma de María, escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1850

El 2 de diciembre de 1875, cuando el Dr. Manuel Altamirano llevaba ya 10 años de fallecido, el semanario El Mensajero Católico, de la Ciudad de México, en su tomo I, número 35, reprodujo los 33 dípticos escritos por él, en memoria de los 33 años que vivió nuestro Señor Jesucristo, y su traducción libre en español en 33 redondillas castellanas.  El Dr. Manuel Altamirano escribió y publicó originalmente estos versos en Querétaro en 1850, cuando era catedrático de latín en los Nacionales Colegios (aunque la nota decía que los había publicado hacía quince años, estos versos fueron anunciados desde 1850, según esta entrada -ver enlace-).  Los dípticos en latín ya habían sido reproducidos en este blog (ver entrada del 24/enero/2016), así que ahora se reproducen las redondillas castellanas, así como la biografía del Dr. Altamirano presentada en ese mismo semanario.


Versos en alabanza del alma de María.

(33 redondillas castellanas, correspondientes a los 33 dísticos en latín, escritos en memoria de los 33 años que vivió Nuestro Señor Jesucristo: compuestos por el ciudadano M. Altamirano).


1. Canto al alma y mente pura
de dulcísima María.
¿Qué cosa un hijo podría
celebrar con más ternura?

2. Lejos pues inspiraciones
de Caliope fabulosa;
que alienta Madre gloriosa
de mi lira las canciones.

3. Fuente de luz eternal,
mar de gracias y de dones;
imán de los corazones,
de tesoros manantial.

4. Tu nos fuiste prometida
en el Génesis sagrado
después del feliz pecado
que nos trajo muerte y vida.

5. Anunciose con certeza
que tu planta virginal
de la serpiente infernal
hollaría la cabeza.

6. Los profetas te anunciaban
expectación de las gentes;
y con votos más fervientes
los patriarcas te llamaban.

7. Y en la Sagrada Escritura
de amor divino en la llama
el rey-sabio te proclama:
paloma cándida y pura.

8. Se te delínea circuida
de rayos de sol brillante
y con la luna menguante
a tus plantas abatida.

9. Ceñida de astros y estrellas
hollando al dragón malvado;
y hermoso querub alado
bajo de tus plantas bellas.

10. ¡Cuán gentil, dulce y hermosa
es mi dueña idolatrada!
De su boca aljofarada
fluye la miel, lirio y rosa.

11. Eres huerto muy precioso.
Levántate, mi querida,
ven pronto, mi dulce vida:
madre del Amor hermoso.

12. Tu canto, aquel celestial,
que indignamente entonamos
es propio si lo aplicamos
a tu boca virginal.

13. «Mi alma da gloria al Señor:
mi espíritu noche y día
recuerda con alegría
de mi salud al autor».

14. El gran Hacedor increado
te concedió que pudieras
hacer cuanto tu quisieras
cuanto fuera de tu agrado.

15. ¿Cómo podré ponderar
tu virtud omnipotente
pues el mismo Dios consiente
que le puedas imperar?

16. Eres Minerva sagrada
del Eterno procreación,
su espejo. Tu concepción
en su mente celebrada.

17. Eres cazadora Diana
de almas y de corazones;
en cazar tu afecto pones
y en esto tu amor se afana.

18. Lejos poéticas ficciones
de la gentílica Grecia;
mi madre pura no aprecia
profanas comparaciones.

19. Venus no te digo hermosa;
ni que sus gracias más bella;
sino rutilante estrella;
mística purpúrea rosa.

20. Eres templo de la alianza,
del enfermo medicina:
Eres puerta diamantina:
El cielo por ti se alcanza.

21. Casa de oro acicalado,
torre de marfil pulido,
madre del arrepentido,
y del reo desamparado.

22. De tus fieles protectora,
nuestras gratas esperanzas
con mano divina afianzas,
de reyes reina y señora.

23. Reina a pesar del infierno:
de vírgenes dignamente,
del mártir reina clemente,
silla del saber eterno.

24. Eres hija de Dios Padre,
y del paráclito esposa,
su espíritu en ti reposa;
también de Dios eres madre.

25. Para cantar dignamente
los elogios de María
toda elocuencia sería
temeraria, insuficiente.

26. Consúltense los doctores,
y al mismo Ambrosio divino,
que fueron con sabio tino
de la Virgen los cantores.

27. Alabanzas de María
el santo Ligorio ardiente
nos dio con pluma elocuente,
erudita, tierna, pía.

28. El que no es de corazón
fiel devoto de María
arrojado ser debía
a los reinos de Plutón

29. La justicia y la piedad
son dos reinos divididos,
por el justo Juez regidos
y la Madre de bondad.

30. Tocó al Señor el castigo,
y a nuestra Madre el perdón.
Te pido de corazón
uses tu piedad conmigo.

31. Jesús, prenda de Dios Padre,
dijo clavado al madero
a un creyente verdadero:
«Hijo fiel, mira a tu Madre».

32. Por salvar al pecador
te arrojaste a un mar de penas.
Pulveriza mis cadenas
No se frustre tu dolor.

33. Redime de la captura
a tu miserable cliente,
apelo pues a la mente
de mi Madre Virgen pura.


Biografía

D. Manuel Altamirano, autor de los dísticos latinos, juntamente con su libre traducción, que hemos tenido el gusto de reproducir, los publicó en Querétaro, su patria, hace quince años y cuando a la sazón era catedrático de latinidad en los Nacionales Colegios de aquella ciudad, donde se hizo notable como uno de los excelentes gramáticos que instruían a la juventud en aquellas aulas, que llegaron a adquirir un justo y merecido nombre dentro y fuera de la República.

No es el caso, por ahora, referir los hombres dignos que ha producido aquella, cuanto privilegiada, hoy por guerras civiles abatida ciudad.

Las noticias biográficas que hoy se hace preciso consignar, brevemente las concretaremos a los puntos siguientes.

D. Manuel Altamirano prestó a México sus servicios como instructor de taquigrafía, pues al efecto fue uno de los primeros que desempeñaron ese conocimiento en el Congreso, con admiración de sus contemporáneos. Después de haber sido útil en su larga vida (pues falleció de 80 años), ya como médico, ya como eminente botánico, se dedicó a la enseñanza del bello, dulce y clásico idioma latino, que poseía perfectamente, como lo demuestran sus producciones, en las que campea la dulzura y armonía; haciéndose notar que se había empapado en los inmortales poemas del príncipe de la poesía latina.

Al leer los dísticos en alabanza de María no podemos menos de imaginarnos, que hoy en el cielo entona cánticos nuevos a la Madre de Dios.



DE DEI GENITRICIS MENTE CARMINA. Dípticos en latín escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1860 y publicados en 1875.

DE DEI GENITRICIS MENTE CARMINA. Dípticos en latín y español escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1860 y publicados en 1875.

DE DEI GENITRICIS MENTE CARMINA. Versos en español escritos por el Dr. Manuel Altamirano en 1860 y publicados en 1875, e inicio de biografía del mismo doctor.

Segunda página de biografía del Dr. Manuel Altamirano, escrita en el Mensajero católico en 1875.