martes, 11 de septiembre de 2018

7 de junio de 1845. Carta de Bernardo Couto para recomendar al Dr. Manuel Altamirano

El 7 de junio de 1845, el abogado, escritor y diplomático José Bernardo Couto (1803-1862) escribió una carta dirigida a Mariano Riva Palacio, ministro de Hacienda durante el periodo presidencial de José Joaquín Herrera, en la cual recomendaba al Dr. Manuel Altamirano, aspirante a titular de la cátedra de botánica, quien consideraba haber ganado el concurso para dicha plaza, aunque advertía el riesgo de que uno de sus rivales moviera influencias para quitarle el puesto.

El contexto en el que se da la carta es el siguiente: Manuel Altamirano fue discipulo de Vicente Cervantes, fundador del Real Jardín Botánico de México y titular de la cátedra de botánica. Al morir Vicente Cervantes, en 1829, la catedra de botánica en el Colegio Nacional de Minería fue ocupada por Miguel Bustamante y Septien (1790-1844), otro discípulo de Cervantes, con quien el Dr. Manuel Altamirano tuvo a partir de entonces una rivalidad profesional intensa. Altamirano argumentaba que a pesar de haber sido él el ganador de ese concurso, la cátedra se había conferido finalmente a Bustamante por asignación directa, debido al involucramiento e influencia del político e intelectual Lucas Alamán (1792-1853), primo de Bustamante y miembro de la junta de gobierno del triunvirato, que ejerció el gobierno justo ese año de 1829 mientras tomaba el poder el Dr. Anastacio Bustamante. Miguel Bustamante y Septién falleció el 20 de noviembre de 1844, por lo que el Colegio Nacional de Minería empezó a publicar las convocatorias para participar en el concurso de oposición para ocupar la vacante a partir de febrero de 1845, ya dentro del periodo del nuevo gobierno de presidente José Joaquín Herrera.  Por esa razón el Dr. Altamirano, ya con sesenta años de edad, fue nuevamente uno de los concursantes para ocupar esa plaza. Los otros dos aspirantes o candidatos a la cátedra fueron el Lic. capitán, Felipe de Zaldivar y Pío Bustamante y Rocha, sobrino del anterior titular, quien había quedado como catedrático interino mientras se cubría la vacante. Por lo tanto, es muy probable que fuera Pío Bustamante a quien Altamirano identificaba como el rival que podía mover influencias para quedarse en el puesto. A pesar de haber sido previstas las oposiciones para el 15 de abril, según la convocatoria, las presentaciones de los candidatos ante los sinodales se realizaron entre finales de mayo y principios de junio, y se publicaron en los periódicos durante el mes de junio de ese 1845, sin que hasta esa fecha se hubiese publicado una decisión.

Con el derrocamiento del gobierno de José Joaquín Herrera por el golpe militar del general Mariano Paredes y Arrillaga del 30 de diciembre de 1845, y con la guerra contra los Estados Unidos que inció en 1846, al parecer el concurso no tuvo el final que Altamirano esperaba. En 1848, la cátedra se reanudó con Pío Bustamante y Rocha a la cabeza, ya en el llamado Seminario de Minería.

Como se mencionó en la entrada del 7 de marzo de 2016 en este mismo blog (ver enlace aquí), para el siglo XX,  dos descendientes de Manuel Altamirano y de Miguel Bustamante y Septién (Carlos Altamirano González y Miguel Bustamante Chico) estrecharían grandes vínculos de amistad y parentesco entre ellos, al casarse respectivamente con dos hijas del pintor José María Velasco -Antonia y Mercedes-.

A continuación, se transcribe la carta de Bernardo Couto al ministro Riva Palacio, cuyo original se encuentra en la "Mariano Riva Palacio Collection", dentro de "The Nettie Lee Benson Latin American Collection", de la Universidad de Texas en Austin.

Señor Don Mariano Riva Palacio
San Cosme. Junio 7 de 1845.

Muy apreciable amigo y señor:

Una persona a quien deseo mucho complacer me ha pedido recomiende para con usted a Don Manuel Altamirano, quien tiene la desgracia de vivir hoy en las ansiedades de pretendiente. Es el caso que habiéndose abierto concurso en el Colegio de Minería para la cátedra de botánica, Altamirano que comprobó en las oposiciones su instrucción superior mereció de los sinodales que le diesen el primer lugar en la terna que se ha presentado al gobierno. Creía con esto haber obtenido el título para ser colocado en la cátedra, que él ve como premio debido a sus estudios y aplicación, y como un recurso para subsistir. Mas se le ha asegurado que otro pretendiente, apoyado en buenos urdidores, hace diligencias para suplantarlo y ganarle de mano; y esto lo tiene como en ascuas.

Yo he dicho a la persona que me ha hablado por él, que debía descansar en la justicia del gobierno, y que no tuviera temor por los amaños de sus rivales, que no han de poder nada con usted. Pero han querido sin embargo que ponga yo una carta de recomendación, y lo hago muy gustoso, porque estoy persuadido del mérito de Altamirano, y muy seguro de la bondad con que usted recibe las libertades que se toma su afectísimo amigo y servidor que le besa la mano.

Bernardo Couto.

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